Hoy se cumple un año de la agresión del Ejército de Ocupación de Israel en contra de la Franja de Gaza, que dejó un saldo de 279 palestinos asesinados, entre ellos 69 niños y 44 mujeres, tras un incesante bombardeo que duró cerca de un mes por aire, mar y tierra.

Semanas de violencia por parte de las fuerzas israelíes y de los colonos de extrema derecha sobre los palestinos en la Jerusalén Oriental ocupada y en el recinto de la Mezquita de Al-Aqsa, precedieron a la ofensiva terrestre y aérea a gran escala sobre Gaza, que denominó “Guardián de los Muros”

En las condiciones ya volátiles creadas por décadas de ocupación, las fuerzas israelíes fueron autorizadas, un mes antes de la ofensiva de Gaza, a desalojar a familias palestinas del barrio de Sheikh Jarrah, en el Jerusalén Oriental ocupado. Las familias habían estado librando una feroz batalla legal en los tribunales israelíes para detener su traslado forzoso y permitir que los colonos israelíes ilegales se hicieran con sus casas y propiedades. Las Naciones Unidas han advertido que las expulsiones previstas podrían constituir “crímenes de guerra”.

La expulsión de familias palestinas de sus hogares fue el catalizador de amplias protestas palestinas en todo el territorio palestino ocupado y, posteriormente, dentro de Israel. Las protestas fueron reprimidas brutalmente por las fuerzas israelíes, incluyendo redadas en la mezquita de Al-Aqsa durante el mes sagrado del Ramadán.

Al mismo tiempo, las turbas israelíes de extrema derecha arrasaron los barrios palestinos atacando a los palestinos en Jerusalén mientras cantaban “Muerte a los árabes”. En escenas que recuerdan a los pogromos, grupos armados de colonos de extrema derecha judíos atacaron casas y propiedades palestinas, provocando la condena internacional.

La Oficina de Asuntos Humanitarios de la ONU en los Territorios Palestinos Ocupados (OCHA) afirmó que las fuerzas israelíes hirieron a 1.000 palestinos en Jerusalén Este entre el 7 y el 10 de mayo. Sin embargo, se cree que el número real de heridos es mucho mayor.

Mientras que, por un lado, Israel cedía a la presión internacional y retrasaba el desalojo forzoso de familias palestinas de sus hogares, intensificaba su ataque a Gaza. Más de 279 personas murieron, entre ellas 69 niños y 44 mujeres, tras 11 días de ataques indiscriminados contra la población asediada de Gaza. Otras dos mil resultaron heridas y decenas de miles se vieron obligadas a abandonar sus hogares.

En uno de los ataques con misiles más controvertidos, Israel bombardeó la Torre Al-Jalaa, de 13 plantas, que albergaba importantes agencias de noticias, entre ellas Associated Press. El editor ejecutivo de la agencia estadounidense pidió una investigación independiente. Tras su propia investigación, Human Rights Watch (HRW) desestimó las afirmaciones israelíes sobre que el edificio albergaba terroristas y concluyó que no se encontraron pruebas de operaciones militares en los edificios cuando el bloque fue atacado. En un informe publicado dos meses después, HRW afirmó que “las fuerzas israelíes llevaron a cabo ataques en Gaza en mayo que devastaron familias enteras sin ningún objetivo militar aparente en las cercanías”.

En escenas que no se veían en años, hubo imágenes de “despertar” cuando los palestinos de las ciudades de mayoría árabe dentro de Israel marcharon en solidaridad con Gaza y Jerusalén Este contra el Estado de ocupación. Se celebraron protestas en Jaffa, Haifa, Umm Al-Fahm, Nazaret, Lydda, Ramleh, Acre, Tiberíades, Beersheba y otros lugares dentro de lo que los palestinos llaman la Palestina de 1948. Inspirados, los palestinos de Jordania y Líbano, hogar de millones de refugiados cuyos abuelos fueron expulsados por los paramilitares sionistas durante la creación de Israel, también marcharon en solidaridad hacia la frontera de Palestina.

En el interior de Israel, turbas israelíes de extrema derecha lincharon a palestinos, sacando a un hombre de su coche y golpeándolo casi hasta la muerte. Los comercios de los barrios palestinos fueron objeto de actos de vandalismo y las turbas irrumpieron en las casas, aterrorizando a los que estaban dentro. También se incendiaron sinagogas durante la violencia intercomunitaria que desafió las pretensiones de los sionistas de coexistir pacíficamente con sus vecinos “árabes”.

Israel ha intentado publicitar sus logros en la operación de 2021 como un gran éxito, pero muchos vieron la guerra como una derrota para el Estado de ocupación. En los 11 días murieron casi el doble de civiles en Israel que en los 51 días de la agresión a Gaza de 2014.

Fuente: Monitor de Oriente