En Kafr Alabad, un pueblo situado entre Tulkarm y Nablus, Rawan Rajab, una palestina de 22 años, ha creado Blue Stone, una iniciativa de reciclaje en favor del medio ambiente. A partir de residuos sólidos, sobre todo de vidrio, Rawan crea piedras decorativas que pueden utilizarse para embellecer paredes o hacer macetas.
“Se me ocurrió la idea del proyecto Blue Stone después del coronavirus y la hice realidad para reciclar el material de desecho sólido que se puede encontrar por todas partes en la naturaleza. Podemos utilizar esta fuente que se pierde en la naturaleza para producir hermosos materiales que pueden utilizarse como decoración de interiores”, afirma Rawan.
De hecho, para una joven, la cuestión principal es la de los hábitos y la concienciación. Considera que los palestinos deberían ser más precavidos y entender mejor dónde y cómo pueden reciclar.
Rawan intenta incluir al mayor número posible de personas de su comunidad. Por ejemplo, el primer paso de Blue Stone consiste en recoger los residuos sólidos de la zona. Así, muchas personas de los pueblos de alrededor participan en la recogida, apoyando a Rawan. La estudiante, recién graduada en Artes Aplicadas y Diseño, tritura el vidrio recogido con una máquina y mezcla el resultado con cemento y restos de madera y papel.
Después, simplemente vierte la mezcla en moldes de silicona, añade colorantes si lo desea y espera a que se sequen. Con la ayuda de su padre, Rawan recoge las piedras que se utilizarán como adornos para las fachadas o para diversos utensilios decorativos.
De momento es una iniciativa local, pero Blue Stone está llamada a expandirse a nivel nacional y probablemente internacional. Rawan vende los productos que crea en las ciudades de los alrededores, pero también a través de sus páginas de Instagram y Facebook. Espera poner en marcha pronto una nueva iniciativa de recogida local, que consiste en colocar cajas en su pueblo donde la gente pueda clasificar y dejar los materiales que ella reutilizará.
Sobre todo, esta emprendedora quiere concienciar a las nuevas generaciones, especialmente a los jóvenes, del peligro que supone el aumento de los residuos sólidos, que representan un peligro para el suelo y el medio ambiente en general: “Estamos trabajando en la concienciación sobre el medio ambiente, cómo podemos protegerlo y cómo podemos utilizar los residuos sólidos para el reciclaje para la nueva generación, especialmente en el campamento de verano. También realizamos un taller especial para estudiantes y estamos planeando trabajar con el Ministerio de Educación para dar clases en la escuela”.
Desde el inicio de su iniciativa, que comenzó en 2020, después de la corona, Rawan ha recogido más de 2000 kg de residuos sólidos. Durante los talleres, algunos participantes recogieron casi 50 kg en tan solo una hora.
Estas cifras deberían ser una llamada de atención sobre la urgencia de la acción medioambiental. “Nosotros, como jóvenes, tenemos energía y ambiciones, y tenemos que trabajar más para salvar la naturaleza y reciclar estos materiales, especialmente cuando somos testigos del cambio climático”, recuerda Rawan.