A pesar de las dificultades relacionadas con las actitudes sociales, la falta de clubes de entrenamiento para chicas y el bloqueo de Gaza, las gazatíes no sólo practican varios deportes, sino que algunas de ellas se convierten en profesionales.

Om Scooter

“Me caí y me rompí la mano cuando practicaba patinaje sobre ruedas por primera vez en 2019 en el salón de mi casa”, cuenta Marah Hassona, de 22 años, una gazatí que entrena patinaje sobre ruedas.

“Me encontré con un patinador profesional en un parque público de Gaza. Le pedí que me enseñara lo básico y aceptó. Mi hermano venía conmigo para ayudarme; si me caía o necesitaba un empujón, él estaba allí para apoyarme”. “Me encanta patinar con cada fibra de mi cuerpo”, declaró a Palestine Chronicle.

Marah Hassona, u Om Scooter, la madre del patinaje, como la llama la gente, es muy conocida en Gaza por las distintas fotos que aparecen de ella en las redes sociales mientras practica trucos profesionales de patinaje en la playa y porque es la primera mujer patinadora adulta de Gaza.

“Cuando leí comentarios negativos en las redes sociales tras la publicación de las fotos e imágenes mías de muchos periodistas y fotógrafos, me sentí muy deprimida”, dijo Hassona. “Mamá me dijo que no leyera los comentarios. Me dijo: “Eres guapa. Eres buena”. Paso a paso, Hassona aprendió los trucos viendo tutoriales en YouTube.

El patinaje sobre ruedas en Gaza es un deporte difícil para las niñas porque no hay clubes ni caminos seguros en las calles para practicarlo. “Pedí a muchas ONG y al Ministerio de Juventud y Deportes de Gaza que nos ofrecieran al menos un pequeño lugar privado para practicar patinaje, pero nadie quiso ayudarnos”, cuenta Om Scooter. Un grupo italiano de la organización Gaza Freestyle vino a Gaza para un intercambio cultural y construyó dos skateparks en 2019. Sin embargo, no todas las niñas, y especialmente las mujeres, podían jugar allí libremente, debido a opiniones personales o familiares sobre que las niñas practiquen deportes en zonas públicas, explicó la capitana Marah.

Marah Hassona es un modelo para muchas niñas, no sólo en Gaza sino también en otros países árabes, por su talento y apoyo. “Creé un canal en YouTube donde publico tutoriales de patinaje sobre ruedas porque hay muy pocos en árabe. Y no todos los alumnos entienden inglés”, explica Hassona sonriendo.

Om Scooter alquila el estadio Yarmouk del municipio de Gaza durante horas regulares con Hamza Sulaiman, un entrenador gazatí de patinaje sobre ruedas. “Muchas chicas se han puesto en contacto conmigo y me han pedido que las entrene. No quiero que pierdan la oportunidad de practicar este deporte. Así que alquilé este lugar porque tiene una pista para patinar. Compré dos zapatillas de patinaje con mis ahorros. Yo entreno a las chicas y Hamza entrena a los chicos”. “Ha empezado el invierno. Y es difícil entrenar a las chicas en este lugar porque está al aire libre, pero no hay otro sitio adecuado en Gaza”, añadió, triste.

El boxeo es mi pasión

Ibtisam Nasser, 28 años, boxeadora gazatí y entrenadora de boxeo, “Entrené con el entrenador Osama hasta que me convertí en boxeadora profesional y estuve dispuesta a entrenar a otras chicas, siguiendo las instrucciones de Osama”, dijo esta joven atleta al PC, “El boxeo es mi pasión”.

El boxeo aún no es un deporte popular entre las chicas de la ciudad de Gaza.  Por un lado, en Gaza falta apoyo al deporte.  Otra es el hecho de que el bloqueo no permite la participación en competiciones nacionales o internacionales. No sólo se deniegan los permisos para salir al exterior, sino también para llegar a Cisjordania. Además, la guerra perenne impide disponer de instalaciones de entrenamiento de calidad, que siguen siendo insuficientes para el número de habitantes de Gaza.

Osama Ayoub, de 35 años, entrenador de boxeo gazatí que vivía en el extranjero, decidió regresar a Gaza hace cinco años y abrió una ventana de esperanza para las niñas a través del deporte. En una sala del club Al Mashtal, en el centro de Gaza, la entrenadora Ibtisam entrena ahora a sus equipos de más de 40 niñas y jóvenes de entre 12 y 24 años en técnicas de boxeo. “Al principio, las principales reacciones de los adultos gazatíes ante la idea del boxeo para chicas fueron la sorpresa por este nuevo deporte en Gaza, el miedo a algo nuevo y, después, la necesidad de un club adecuado para chicas. Pero ahora el interés por el boxeo es cada vez mayor. Mucha gente interactúa conmigo en las redes sociales cuando publico vídeos y fotos del equipo”. afirmó Ibtisam.

Ibtisam explicó su pasión, mezclada de esperanza y amor, por difundir el deporte todo lo que pueda entre las niñas de Gaza, porque “nos hace más fuertes y cura nuestras heridas psicológicas”, dijo esperanzada. Su sueño es representar a Palestina en boxeo en un torneo internacional. “Dado que el gobierno israelí rechaza habitualmente los permisos de viaje para los gazatíes que necesitan tratamiento médico no disponible en Gaza, a menos que estén a punto de morir, no me sorprendería que incluso si alguna vez tengo la oportunidad de viajar, fuera rechazada por las autoridades israelíes. Pero eso nunca me detendrá”.

Los dos únicos entrenadores de boxeo de Gaza, Ibtisam y Osama, alquilaron juntos la sala del club Al Mashtal y la transformaron, ellos solos, para adecuarla al entrenamiento. Es el único lugar para entrenar boxeo en Gaza.   Esto significa que si una chica de Rafah quiere unirse al equipo, le costará 20 shekels (5,50 dólares) sólo el transporte, lo que equivale a los ingresos medios diarios de los gazatíes. “Las chicas prometedoras pierden su oportunidad debido a las dificultades económicas y a la falta de interés por este deporte en Gaza”, explicó Osama, frustrado.

El cielo es mi límite

Mai El-Agha, jugadora de baloncesto de 14 años, cree que las niñas de Gaza merecen practicar su deporte igual que los niños. Está contenta de que las niñas de Gaza hayan empezado a mejorar su talento en varios deportes.

Tras apuntarse a una academia de baloncesto para niñas en Gaza, vio que entrenar la hace mejor estudiante, la hace encajar mejor con sus compañeras y la mantiene activa. “La ocupación israelí ha hecho que, como gazatí, no tenga muchos derechos, como el de comunicarme libremente con el mundo.  En el deporte he encontrado un lenguaje mundial que rompe fronteras”, afirma, “siento que vuelo cuando juego al baloncesto”. Mai espera ser no sólo una jugadora local, sino también internacional; como ella dice: “El cielo es mi límite”.