Washington se ha unido al coro internacional de críticas al asalto del martes del ministro israelí de Seguridad Nacional, el ultraderechista Itamar Ben-Gvir, a la mezquita Al-Aqsa de Jerusalén.
El portavoz de la embajada de EE.UU. en ‘Israel dijo que “el embajador Tom Nides ha sido muy claro en las conversaciones con el gobierno israelí sobre la cuestión de preservar el status quo en los lugares santos de Jerusalén. Las acciones que lo impidan son inaceptables”.
El portavoz del Departamento de Estado estadounidense, Ned Price, declaró en una sesión informativa que el asalto de Ben-Gvir “tiene el potencial de exacerbar las tensiones y provocar violencia”.
Afirmó además que Estados Unidos “está profundamente preocupado por cualquier acción unilateral que tenga el potencial de exacerbar las tensiones, precisamente porque queremos que ocurra lo contrario. Queremos que se reduzcan las tensiones”.
Price añadió que “sabemos que los rarísimos casos de anteriores visitas de alto nivel al Monte del Templo no han hecho sino exacerbar las tensiones. No se trata de una cuestión académica, hemos visto lo que ha ocurrido en el pasado, y seguimos, como he dicho antes, apoyando firmemente el statu quo histórico que existe desde hace mucho tiempo en el lugar.”
Preguntada por el asalto, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, dijo que “Estados Unidos defiende firmemente… la preservación del statu quo con respecto a los lugares santos de Jerusalén”.
“Cualquier acción unilateral que ponga en peligro el statu quo es inaceptable”, añadió.
Un alto funcionario de la administración del presidente estadounidense Joe Biden dijo al sitio de noticias Ynet que Ben-Gvir estaba “intentando provocar el caos”. La Casa Blanca fue informada del viaje con antelación, y se le dijo que el viaje sería corto y no violaría el statu quo, pero aun así Washington protestó, según el sitio.
“¿Por qué subir al Monte del Templo? ¿Sólo para tener más vistas de Tiktok?”, acusó el funcionario.
A primera hora del martes, Ben-Gvir irrumpió en el lugar sagrado en medio de fuertes medidas de seguridad. La irrupción duró 13 minutos, informaron fuentes locales.
El lunes pidió entrar en el lugar alegando que la visita tenía por objeto conmemorar el ayuno del Diez de Tevet.
El domingo, Ben-Gvir dijo que visitaría el lugar sagrado en un futuro próximo. Al parecer, el nuevo primer ministro, Benjamín Netanyahu, habló con Ben-Gvir el lunes para discutir su intención de visitar el lugar. El Likud confirmó que, tras consultar con funcionarios de los cuerpos de seguridad, Netanyahu no se opuso a la irrupción de Ben-Gvir.
La última irrupción de Ben-Gvir en el lugar sagrado tuvo lugar el pasado mes de marzo y duró unos quince minutos. En mayo del año pasado, acompañado por su mujer y su hijo, Ben-Gvir publicó una foto en la que pedía la destrucción del lugar para “establecer una sinagoga en la montaña”.
Desde 2014, las incursiones de funcionarios de la ocupación israelí en la mezquita de Al Aqsa se consideran provocaciones y una amenaza para el statu quo. La irrupción del ex primer ministro israelí Ariel Sharon en el lugar en 2000 desencadenó la Segunda Intifada o levantamiento palestino.
Ben-Gvir, que juró su cargo la semana pasada como parte del nuevo gobierno dirigido por Benjamin Netanyahu, es conocido por sus opiniones extremas.
El líder de la oposición israelí y ex primer ministro, Yair Lapid, había advertido de que la visita de Ben-Gvir desencadenaría la violencia.
A la irrupción de Ben-Gvir en el lugar sagrado siguieron rápidamente una serie de condenas de varios países árabes, entre ellos EAU, Arabia Saudí, Argelia y Marruecos.
Hamás condenó el asalto y afirmó que “el crimen del fascista sionista Ben-Gvir al irrumpir en la mezquita de Al-Aqsa es una continuación de la agresión de la ocupación sionista contra nuestro carácter sagrado y nuestra identidad árabe”.
El Ministerio de Asuntos Exteriores palestino también declaró el martes que “condena enérgicamente el asalto a la mezquita de Al-Aqsa por el ministro extremista Ben-Gvir y lo considera una provocación sin precedentes y una peligrosa escalada del conflicto”