El ejército confirmó que Ahmad Hassan Kahleh, de 45 años y padre de cuatro hijos, “murió innecesariamente por disparos delante de su hijo”, Qusai, de 20 años, en las afueras de la localidad de Silwad, al noreste de la ciudad ocupada de Ramallah, en Cisjordania, el 15 de enero pasado.

Kahla era uno de las decenas de palestinos que se encontraban atrapados en el tráfico durante la hora punta matinal, provocado por un puesto de control del ejército erigido a la entrada de la ciudad. Le dispararon a quemarropa con una sola bala en el cuello durante una refriega física con soldados israelíes después de que éstos les obligaran a él y a su hijo a salir de su coche.

Qusai declaró que él y su padre se dirigían al trabajo cuando los soldados alcanzaron su vehículo, poco después de que se disparara una bomba de ruido contra el coche.

Según él, fue entonces cuando los soldados rociaron con gas pimienta al palestino, padre de cuatro hijos, y le obligaron a salir del coche antes de que se desmayara.

Los medios de comunicación israelíes afirmaron en sus informes iniciales en el momento del tiroteo que Kahleh fue abatido cuando presuntamente intentaba llevar a cabo un ataque con arma blanca.

Sin embargo, tras la difusión de un vídeo viral del lugar de los hechos, los medios israelíes editaron sus artículos citando fuentes del ejército israelí que afirmaban que los soldados abrieron fuego tras intentar detener a Kahleh, y que “además intentó arrebatarles una de sus armas”.