Por decimotercer día consecutivo, la antigua ciudad de Jericó, en la Cisjordania ocupada, sigue bajo un asfixiante asedio militar israelí, con puestos de control que obstruyen el tráfico palestino en todas las entradas a la ciudad.
Desde la semana pasada, el ejército de ocupación israelí ha instalado puestos de control militares temporales en las principales entradas a Jericó, lo que ha provocado atascos y colas de vehículos inusualmente largas, ya que los soldados inspeccionan minuciosamente los documentos de identidad de los conductores y ocupantes, así como sus pertenencias.
Los palestinos que intentan salir de la ciudad o entrar en ella y los que quieren viajar al extranjero y tienen que pasar por Jericó se enfrentan a retrasos, a veces de largas horas, en los puestos de control militares israelíes erigidos en las carreteras que salen de la ciudad.
Jericó y el campo de refugiados adyacente de Aqabat Jabr han sido objeto de repetidos asaltos militares israelíes desde principios de febrero, incluido un sangriento ataque del ejército contra el campo de refugiados el 6 de febrero en el que murieron cinco palestinos.