Barcelona rompe sus lazos con Israel. El gesto quiere ser una represalia a la acción de su gobierno, no un reproche contra “un pueblo, una comunidad ni contra una religión”. Así lo ha justificado la alcaldesa Ada Colau en una comparecencia que ella misma presentaba como “excepcional”. El anuncio ha generado reacciones en cadena y, por lo pronto, el PSC, partido que acompaña a los comunes en el gobierno municipal, ha calificado de “error gravísimo” la resolución “unilateral” de la alcaldesa.

El anuncio persigue escenificar una protesta contra el régimen de sometimiento que sufre Palestina, y el consistorio barcelonés ha decidido cortar todo vínculo con el Estado israelí. También se suspende el hermanamiento que, desde hace 25 años, establece un ligamen fraternal de Barcelona con la ciudad de Tel Aviv. “Esperemos que sea temporal”, ha tratado de matizar Colau, al tiempo que lanzaba una dura crítica contra el gobierno que encabeza Benjamin Netanyahu: “Es intolerable esta situación de apartheid”.

La alcaldesa ha indicado que la decisión, “complicada y difícil”, ha dicho, está apoyada por más de un centenar de entidades y por la firma de 4.000 vecinos. Ha informado que ha mandado una carta al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, donde le expone los motivos de la medida tomada por el Consistorio. El redactado de la carta alude a la “violencia que sufre el pùeblo palestino” y le reprocha que el hostigamiento dure “desde hace más de 70 años”.

Laia Bonet, teniente de alcalde por el PSC, ha visibilizado el desacuerdo de los socialistas con la resolución y ha criticado duramente a la alcaldesa. “Lo que ha pasado hoy es muy grave”, ha dicho, y ha advertido que tendrá el efecto indeseado de “debilitar el papel de Barcelona en el mundo”. El grupo municipal del PSC en el Ayuntamiento de Barcelona llevará al pleno de este mes de febrero una proposición para restablecer las relaciones de la capital catalana con Tel Aviv.

Colau, que aspira a lograr su tercer mandato en las municipales de mayo, ha censurado a Israel por ejercer desde hace décadas “violaciones sistemáticas de los derechos humanos” sin atender a las resoluciones y dictámenes de Naciones Unidas. La alcaldesa ha usado en repetidas ocasiones el término apartheid para denunciar la presión israelí sobre los palestinos y ha justificado el revés barcelonés a Israel en una tradición de solidaridad de la ciudad “con los pueblos oprimidos”. En este sentido, ha dicho tener confianza en que el desplante “invite a la reflexión y a la acción”. En la carta remitida a Netanyahu hace constar una voluntad de dar ejemplo: “La historia nos ha enseñado que las ciudades tenemos que tomar partido y tener un papel activo en la construcción de la paz y la defensa de los derechos humanos”.

Fuente: El País