Este dibujo nació en 1969 de la mano de Nayi al Ali, refugiado palestino que se instaló el sur de Líbano, dio a su caricatura el nombre de una planta amarga del desierto con fuertes raíces y la edad que él mismo tenía al huir de Palestina en 1948, durante la primera guerra árabe-israelí que siguió al nacimiento del Estado de Israel en parte de la Palestina histórica. El personaje fue descrito por su autor como “el símbolo de una causa justa, un retratador de la guerra y el abuso al pueblo palestino”.

El nombre proviene de Hanzal, una especie perenne local de la región de Palestina que da un fruto amargo, vuelve a crecer cada vez que se corta y tiene raíces fuertes y profundas.

El chico descalzo de 10 años, que aparece  siempre de espaldas está siendo testigo silente de abusos y violencia. Lo podemos ver en las calles, postes, muros y también en collares, llaveros, camisetas, agendas y todo tipo de artículo relacionados al motivo: un emblema que en casi todo el mundo se reconoce como palestino pero del que pocos fuera de la región conocen su verdadero origen.

Handala era un testigo inmóvil, con las manos cruzadas tras la espalda, pero tras la guerra árabe-israelí de 1973 su pasividad dio paso a una actitud más activa: el pequeño abraza a los heridos, tira piedras, participa en protestas, quita banderas israelíes y alza la palestina.

El objetivo de Nayi al Ali, que nació en la aldea de Al Shayara, era que el niño, con un parche en la camisa y que expresa el despojo absoluto de los refugiados, no fuese un adulto hasta que él volviese a su país, algo que nunca ocurrió.

“Handala es el icono más importante para los palestinos. Es un símbolo igual de fuerte que nuestra bandera. Todos le consideran representante de los palestinos, tanto en los campos de refugiados como en nuestra tierra y en el resto del mundo”, explicó el dibujante palestino Mohamed Sabaneh.

Al pequeño, de dibujo sencillo y sin demasiados adornos, con diez pelos (la misma cantidad de años que tiene) como pinchos de erizo; lo acompañan varios personajes, entre los que resalta Fátima, la mujer patria, quien guarda sabiamente la llave del hogar abandonado, más fuerte que el hombre, al que a menudo recrimina su pereza y falta de iniciativa. Valiente y resistente, Fátima personifica a Palestina.

A su lado está Abu Fateh, el hombre bueno, sumido en la pobreza y consumido por interrogantes; representa la división, el sectarismo y la falta de unión y liderazgo en el mundo árabe; también la soledad absoluta, las dificultades de movimiento y las penas del exilio y la ocupación.

La maldad, el egoísmo y la glotonería están representadas por los gordos, que plasman a los negociadores, la burguesía, los políticos, quienes comercian con la tierra, los países petroleros, árabes estadounidenses y líderes falangistas.

El impacto de Handala ha continuado en las décadas posteriores al asesinato de al-Ali en 1987 en un crimen nunca esclarecido; hoy, el personaje sigue siendo muy popular como representante del pueblo palestino, y se encuentra en numerosos muros y edificios en toda Cisjordania (en particular, en la barrera israelí de Cisjordania), Gaza y otros campos de refugiados palestinos, y como tatuaje y joyería populares. motivo. También ha sido utilizado por movimientos como Boicot, Desinversión y Sanciones y el Movimiento Verde Iraní.

Fuad Jamis