Aunque Palestina insistió inicialmente en un proyecto de resolución jurídicamente vinculante que habría exigido el fin de los asentamientos ilegales israelíes y de la demolición de viviendas palestinas, EE.UU. consiguió que se abandonara en favor de una declaración más débil y esencialmente simbólica para no utilizar su derecho de veto

El Consejo de Seguridad de la ONU expresó este lunes su «grave preocupación y consternación» por el hecho de que Israel siga ocupando territorios de Palestina, ignorando los derechos del pueblo palestino y agravando violencia en la región. Sin embargo, aunque la parte palestina había insistido inicialmente en un proyecto de resolución jurídicamente vinculante que hubiera exigido el fin de los asentamientos israelíes, la interferencia de EE.UU. hizo que la reacción de la ONU se limitase a una declaración suavizada.

De acuerdo con un comunicado oficial, tras escuchar la declaración de la representante de Malta en calidad de presidenta del Consejo en febrero, el organismo expresó su «firme oposición a todas las medidas unilaterales que obstaculizan la paz», concretamente la construcción y expansión de asentamientos israelíes, la confiscación de tierras palestinas y la «legalización» de puestos avanzados de asentamiento, la demolición de viviendas y el desplazamiento de civiles palestinos.

Además, condenó «todos los actos de violencia contra civiles, incluidos los actos de terrorismo, y pidió a todas las partes que condenasen claramente tales actos y se abstuviesen de incitar a la violencia». Según el representante de Palestina, Riyad Mansour, 2022 fue el año más mortífero para los palestinos en Cisjordania y la cifra de fallecidos podría aumentar con creces este año. Mansour subrayó que los palestinos no aceptarán coexistir con la opresión y la ocupación, y condenó las «políticas coloniales y discriminatorias israelíes», pidiendo una mayor reacción internacional.

Finalmente, los miembros del Consejo reafirmaron su «compromiso inquebrantable con la visión de una solución de dos Estados» en la que ambos países «convivan en paz dentro de fronteras seguras y reconocidas». Al mismo tiempo, advirtieron de que la continua construcción de asentamientos por parte de Israel supone una peligrosa amenaza para la viabilidad de esta solución.

Sin embargo, aunque la declaración fue respaldada por todos los miembros del organismo, el representante israelí, Gilad Erdan, volvió a recurrir a sus lemas habituales, acusando a Palestina de querer matar a judíos y de no aceptar los acuerdos de paz promovidos por Israel. Erdan subrayó que, «hasta que no se deje de lavar el cerebro a los niños palestinos para que odien y asesinen a israelíes, seguirá derramándose sangre innecesariamente en la región».

A su vez, la parte estadounidense afirmó que apoyaba el derecho de Israel a la autodefensa, condenando los «recientes atentados terroristas» en el país, pero se opuso firmemente a las acciones israelíes para promover miles de unidades de asentamientos, medidas unilaterales que solo exacerban las tensiones entre ambas partes.

Voto para evitar el veto

Aunque EE.UU. apoyó oficialmente el documento del Consejo, según AP, que cita a funcionarios familiarizados con el asunto, el proyecto de resolución inicial preparado por Palestina fue objeto de frenéticas conversaciones por parte de altos funcionarios de la Administración del presidente estadounidense, Joe Biden, con dirigentes palestinos e israelíes, que culminaron en un acuerdo para abandonarla en favor de una declaración más débil y no jurídicamente vinculante.

Estos esfuerzos tenían como objetivo evitar una posible crisis diplomática, ya que, como indica el medio, EE.UU., el mayor socio israelí, habría vetado la resolución, enfureciendo a los partidarios palestinos en un momento en el que Washington y sus aliados buscan apoyo internacional contra Rusia en la cuestión de Ucrania. Además, el representante de Palestina señaló que 14 de los 15 miembros del Consejo apoyaron la resolución inicial, pero un miembro no quiso hacer uso de su derecho de veto.

De acuerdo con AP, para evitar la votación sobre el proyecto de resolución palestino, la Administración de Biden consiguió persuadir a ambas partes para que acordaran una congelación de seis meses de cualquier acción unilateral: Israel debe cumplir el compromiso de no ampliar los asentamientos hasta al menos agosto, mientras que Palestina debe abstenerse de emprender acciones contra la parte israelí en la ONU y otros organismos internacionales.

Además, EE.UU. prometió que, a cambio de concesiones por parte de Palestina, apoyará la declaración presidencial del Consejo de Seguridad, documento esencialmente simbólico, que denuncie los asentamientos israelíes. Se trata de la primera vez en nueve años que Washington apoya una declaración de este tipo sobre la cuestión del conflicto palestino-israelí.

Esta reunión del Consejo se produjo después de que hace una semana el Gabinete de Seguridad de Israel decidiera por unanimidad legalizar nueve asentamientos judíos en Cisjordania «en respuesta a los sangrientos atentados terroristas de Jerusalén».

La violencia en el conflicto palestino-israelí se intensificó a finales de enero cuando un ataque israelí a un campo de refugiados en Cisjordania dejó 10 palestinos muertos y más de una decena de heridos, lo que provocó dos atentados de represalia en Jerusalén. El primero se saldó con al menos siete muertos, mientras que el segundo, perpetrado por un adolescente de 13 años, dejó dos heridos.