La Navidad es una época encantadora, la más maravillosa del año. Sin embargo, los cristianos palestinos que vivimos en la Diáspora experimentamos una extraña desconexión durante estas fiestas.

Vemos cómo los centros comerciales se inundan de árboles de Navidad, alegres Papás Noel, bastones de caramelo, renos y trineos. Estamos acostumbrados al habitual Nacimiento donde los  tres reyes magos -generalmente blancos- que se acercan a un Jesús, una María y un José blancos (Issa, Mariam y Yousef en árabe).

Resulta extraño porque, para muchos de nosotros, Belén es la ciudad que visitamos en las vacaciones de verano o donde nuestras familias tienen sus raíces. Y esos recuerdos distan mucho del paisaje imaginado que aparece en una postal navideña.

Además, mientras disfrutamos de los clásicos navideños tradicionales de Hollywood que adornan nuestras pantallas, observamos con curiosa diversión cómo un actor blanco representa a un Jesús de Medio Oriente.

Somos palestinos que crecimos en la diáspora, en familias cristianas; visitamos e incluso vivimos en Palestina en algunos momentos de nuestras vidas. Y esto es lo que queremos que otros cristianos de todo el mundo sepan sobre nuestra antigua comunidad.

Sí, los cristianos palestinos existen

Puede que algunos de ustedes pongan carteles en su jardín que digan “Jesús: la razón de la temporada”, pero nuestros carteles dicen “Palestina: la región de la temporada”.

Gracias por los árboles de Navidad, pero el componente religioso real de toda esta fiesta emana de nuestra cultura.

La mirada occidental judeocristiana a menudo presenta a todos los palestinos como musulmanes, tergiversando la lucha palestina como una “lucha islámica”. No es así.

Aunque los cristianos puedan considerarse una “minoría” dentro de Palestina, esta comunidad centenaria forma parte integrante de la sociedad palestina.

Sin embargo, los occidentales no pueden comprender la diversidad que existe en la sociedad palestina. La cómica consecuencia de esta comprensión simplista es que a muchos de nosotros, que crecemos, vivimos y trabajamos en países no árabes, no sólo nos confunden con musulmanes sino que nos preguntan, con toda sinceridad, cuándo fue que nosotros o nuestras familias nos convertimos.

No somos conversos.

Esa pregunta – “¿cuándo te convertiste?” – es una broma habitual entre nuestra comunidad, para que lo sepas. Hemos generado montones de respuestas a esta pregunta, entre ellas “hacia el año 33 d.C.” y “usted es el que, de hecho, se convirtió”.

En realidad, algunos de nosotros procedemos de las mismas ciudades santas de las que se habla en las iglesias y escuelas dominicales de todo el mundo occidental: Belén, Nazaret, Jerusalén y más.

Así que la próxima vez que veas a una María y un José blancos ser rechazados de una posada y acabar en un establo (en realidad era una cueva), recuerda que los palestinos vivían (y siguen viviendo) allí.

Mantenemos vivas las tradiciones cristianas

Europa empezó a adoptar el cristianismo cuando formaba parte del Imperio Romano, en el siglo IV d.C.. Antes de eso, lo mantuvieron vivo los cristianos de Palestina y la región de Levante, donde las antiguas tradiciones aún perduran. Una de las más bellas es la tradición de Pascua, cuando miles de devotos acuden a la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén.

El patriarca de la iglesia ortodoxa griega saca una llama de la cripta, el espacio donde los cristianos creen que fue enterrado Jesús tras su crucifixión. Suenan las campanas, anunciando que Cristo ha resucitado, y esa llama, el Fuego Sagrado, se utiliza para encender otras velas, que luego se dispersan por pueblos y ciudades cristianas.

Todo el pueblo espera con sus propias velas y aclama cuando la persona encargada de proteger la llama llega a caballo (o, en los últimos años, en coche). Todos se acercan a la llama para encender sus propias velas.

Se trata de una hermosa y conmovedora costumbre que simboliza la unidad.

Sus peregrinaciones tienden a ignorar nuestra existencia

A menudo le oímos describir sus peregrinaciones cristianas a Tierra Santa y vemos sus publicaciones en Facebook sobre visitas a diferentes “lugares santos de Israel”.

¿Sabía usted, durante su viaje único en la vida, que sus compañeros cristianos tienen restringida la visita a muchos de esos mismos lugares? Por ejemplo, Israel prohibió a los cristianos de Gaza ir a Belén por Navidad en 2019.

Nosotros también adoramos a Alá

Nos oirás decir “inshallah” todo el tiempo. Significa “si Dios quiere” y también es una forma educada de decir: “Quizá vaya a tu fiesta, pero no cuentes con ello”.

Expliquemos una vez más que en árabe “Alá” significa “Dios”.

Los cristianos palestinos utilizamos estas palabras y expresiones porque… el árabe es nuestra lengua.

Nuestro saludo es “assalamu alaykum”. Llamamos “Eid” a celebraciones como Navidad, Pascua e incluso los cumpleaños.