Patrón de Beit Jala, San Nicolás tiene muchas leyendas atribuidas, la más importante relacionada con sus intervenciones que salvaron a la ciudad de invasiones.

Se cree que la estatua del santo interceptó las balas de cañón con las que los otomanos golpeaban la ciudad durante la Primera Guerra Mundial.

San Nicolás peregrinó a Tierra Santa en el año 312 d.C., en una época en que Palestina emergía como centro del movimiento monástico. Se cree que vivió en una cueva situada bajo la iglesia ortodoxa griega que lleva su nombre. En la cueva, los visitantes pueden ver un icono de San Nicolás y una llama encendida en su honor.

La iglesia se construyó en 1925, durante el auge de la construcción que vivió el país bajo el mandato británico. La construyeron canteros locales con piedra de la zona -Beit Jala era famosa por las numerosas canteras que sus habitantes explotaban con buenos resultados-. La iglesia se renovó en 2000.

Está situada en la calle San Nicolás, justo en el límite de la zona peatonal llamada Barrio de Kanees, llamada así por su proximidad a la iglesia (kanees es la palabra árabe para iglesia).

Todos los años, el 19 de diciembre, los ciudadanos de Beit Jala celebran la festividad de San Nicolás con gran pompa. Además de las celebraciones religiosas, se organizan desfiles callejeros, obras de teatro, coros y un bazar navideño al que acuden visitantes de todo el país.