En 1901, para conmemorar el 25º año de entronización del sultán Abdul Hamid II en el Imperio Otomano, la autoridad regaló 30 torres de reloj a las regiones que tenía bajo control, entre ellas Palestina que recibió siete de ellas, incluida la torre del reloj situada a la entrada de la Ciudad Vieja de Nablus, al norte de Cisjordania.

La torre del reloj se mantiene hoy como uno de los lugares turísticos e históricos más importantes de la ciudad. Todavía funciona y representa el hito central de Nablus.

Durante mucho tiempo se consideró la luz que guiaba la ciudad y la referencia del tiempo. Incluso ahora, los ciudadanos ajustan sus relojes según la torre del reloj. La torre se ha mantenido en pie, como las otras de Jaffa, Acre, Haifa, Nazaret y Safed. La séptima, erigida en Jerusalén, fue destruida en 1922 durante los días de la ocupación británica.

Las torres de reloj -al igual que otros monumentos históricos otomanos en Palestina, como escuelas, mezquitas y prisiones- conservan el carácter arquitectónico otomano.

La Ciudad Vieja es una zona geográfica reducida, sin edificios ni estructuras nuevas. La urbanización de la ciudad sólo ha afectado a los alrededores de la Ciudad Vieja, en el norte y el este.

Naseer Arafat, ingeniero y miembro del Comité de Reconstrucción de la Ciudad Vieja de Nablus, dijo que todos los edificios son otomanos, salvo dos santuarios que datan del periodo mameluco (1250-1517).

Explicó además que hay construcciones subterráneas en la Ciudad Vieja, como pozos de agua y petróleo y túneles de agua. Dijo que “estos edificios no se vieron afectados por los terremotos, y algunos de ellos siguen intactos”.

Arafat distinguió entre los edificios gubernamentales otomanos que se construyeron con planificación, financiación e ingeniería puramente otomanas y que aún se utilizan para sus fines originales, y los edificios que los ciudadanos locales construyeron a su costa y utilizaron para fines civiles durante la época otomana. Todos los edificios civiles eran residenciales, y la mayoría siguen siéndolo hoy en día, aparte de 91 lugares históricos visitados por los turistas.

Sin embargo, Arafat afirma que “los edificios gubernamentales [restantes] que fueron completamente financiados por el gobierno otomano de la época incluían sólo dos escuelas y la torre del reloj. Una de las escuelas fue destruida por un terremoto que se produjo en 1927, mientras que la Escuela Rashidiya y la torre del reloj permanecen”.

Khaldoun Bechara, director del Centro Riwaq de Conservación Arquitectónica, indica que “los edificios otomanos de la Ciudad Vieja -que fue una ciudad central durante la época otomana, al igual que Jerusalén- forman parte de los edificios otomanos erigidos en la Palestina histórica”.

La arquitectura otomana influyó en Palestina más que cualquier otra época de ocupación por dos razones. En primer lugar, el Imperio Otomano gobernó en Palestina durante 400 años (1516-1915), y Palestina y Estambul tenían una fuerte relación. Algunas ciudades religiosas de Palestina, como Jerusalén, Jaffa, Acre y Nablus, estaban subordinadas administrativamente al liderazgo de Estambul, dada su importancia religiosa y geográfica, así como su ubicación central entre los mundos oriental y occidental.

En segundo lugar, el intercambio cultural entre Palestina y Turquía era enorme en aquella época, y se podía apreciar en el gusto de los ciudadanos por la arquitectura. Según Bechara, 300 estudiantes palestinos estudiaban en Estambul en aquella época.