El primer ministro libio, Abdul Hamid Dbeidé, despidió a la ministra de Relaciones Exteriores, Najla Mangoush, después de que Israel dijera que este se había reunido con ella la semana pasada a pesar de que ambos países no mantenían relaciones formales.

Tras el hecho, Mangoush abandonó el país en un avión privado rumbo a Turquía.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Libia recalcó el lunes que rechazó la invitación a una reunión por parte de Israel, y que el encuentro entre ambas partes fue “imprevisto e incidental”. además, señalaron que la reunión no incluía “discusiones, acuerdos o consultas”, y que Trípoli “rechaza rotundamente” la normalización con Israel.

Un funcionario israelí dijo a Reuters lo contrario, afirmando que la reunión fue de hecho acordada de antemano “a los más altos niveles” en Libia y duró más de una hora. Esta declaración se produjo en respuesta a la afirmación del gobierno libio de que la reunión fue breve y no planificada.

La declaración de Israel sobre la reunión, en la que afirmaba que los ministros habían discutido una posible cooperación, provocó protestas en Libia, que no reconoce a Israel.

Según un informe de la BBC, tras conocerse la reunión, los manifestantes bloquearon carreteras de la capital, quemaron neumáticos e izaron banderas palestinas.

El informe de la BBC afirmaba además que el jefe del parlamento libio acusó a Mangoush de traición y convocó una reunión parlamentaria de emergencia.

Mientras que el Consejo Presidencial de Libia declaró que la reunión entre los dos ministros “no refleja en modo alguno la política exterior del Estado libio” y que es una “violación de la legislación libia, que considera la normalización con la “entidad sionista” un delito penal”.

Según la ley libia, la pena por mantener comunicaciones con Israel es de hasta nueve años de prisión.