El Washington Post publicó una investigación sobre el asesinato de la periodista palestino-estadounidense Shireen Abu Akleh hace un mes y concluyó justo lo que las investigaciones de AP, CNN y Bellingcat encontraron, y que los testigos oculares dijeron el 11 de mayo: un soldado israelí asesinó a Abu Akleh en los territorios ocupados.

El Washington Post cuestiona abiertamente las cambiantes “afirmaciones” israelíes sobre quién mató a Abu Akleh, y prácticamente acusa al ejército israelí de ocultar pruebas de que su soldado la mató. La larga investigación añadirá presión al Secretario de Estado Antony Blinken para que exija realmente una investigación independiente y la rendición de cuentas. Pondrá a Joe Biden en el punto de mira de los periodistas cuando visite Israel a finales de este mes (y seguramente abrace al primer ministro y al ministro de Defensa y de Asuntos Exteriores).

El Post cita entrevistas con “múltiples testigos oculares” y revisiones de numerosos vídeos y dos análisis independientes de pruebas de audio/balística para llegar a la misma conclusión que la CNN: que el pistolero estaba a unos 600 pies de Abu Akleh en Jenín, justo donde estaba el convoy israelí esa mañana.

Los reporteros Sarah Cahlan, Meg Kelly y Steve Hendrix conceden autoridad en su historia a Ali al-Samoudi, el productor de Al Jazeera que también fue disparado por el soldado y que estaba coordinando todos sus movimientos con Abu Akleh esa mañana.

El Post publica una declaración del ejército israelí en la que dice que “seguirá investigando responsablemente el incidente, para llegar a la verdad de este trágico suceso”. Pero de nuevo las Fuerzas de Defensa israelíes insisten en que deben tener la bala para llegar a una conclusión, y la Autoridad Palestina se ha negado a entregarla.

Esto es una tontería, porque el ejército israelí obviamente sabe ahora mismo que su soldado mató a Abu Akleh y tiene un montón de pruebas propias que no está mostrando a nadie.

Eñ Post afrima que el ejército israelí está ocultando las pruebas: vídeos de drones y cámaras corporales, cuestionando las versiones de que el fuego no provino de un soldado israelí.

Fuente: Days of Palestine