Manuel Hasbún, ex secretario general de la Federación Palestina de Chile, afirmó en Carta al Director de El Mercurio que hay que escuchar las voces israelíes que sí están por la paz y así se darán cuenta de que “el problema es la eterna ocupación militar sobre otro pueblo y el permanente castigo colectivo que se le aplica, por el solo hecho de querer vivir en libertad en su propia tierra”.

A continuación podrás leer la carta en su totalidad:

En carta de Vanessa Hites (29 de mayo) se afirma que el conflicto es solamente entre aquellos que buscan perpetuarlo y aquellos que buscan la paz. Hamas se encontraría entre los primeros. Escuchemos entonces la voz de un periodista israelí que sí está por la paz, Gideon Levy, en un artículo publicado el 29 de mayo en el diario israelí Haaretz, el mismo que publicó el día 27 en la portada las fotos de los 67 niños palestinos muertos en los últimos ataques ‘quirúrgicos’ a Gaza.

‘El jueves (27) sentí un gran orgullo de ser un lector y escritor de Haaretz y una profunda vergüenza de ser israelí (…). Estas fotografías son más convincentes que mil discursos de propaganda hueca israelí sobre la autodefensa, sobre la culpa de Hamas y sobre cómo no había alternativa’. Y a continuación se refiere al estado de negación en que vive dicha sociedad y la gravedad de su enfermedad moral, lo que describe así: ‘Israel estaba evitando las temibles nuevas como a la peste. Nadie hablaba de los niños muertos, de las dimensiones horripilantes de la matanza y del ejército que la cometió. En una increíble exhibición acrobática, los israelíes convocaron a todo lo que tenían y más para evitar la verdad, evadir la responsabilidad y continuar con su autocomplacencia habitual (…). Pero la amarga verdad es que solo fue por nuestras manos’.

Después de leer a este valiente periodista, me asiste la certeza de que cuando exista en Israel una mayoría que piense como él, se darán cuenta de que el problema no es Hamas, sino que la eterna ocupación militar sobre otro pueblo y el permanente castigo colectivo que se le aplica, por el solo hecho de querer vivir en libertad en su propia tierra. La paz llegará por añadidura.