El ejército de ocupación israelí anunció que no presentaría cargos penales contra los soldados israelíes implicados en el asesinato de Omar Asad, un palestino-estadounidense de 78 años que murió tras ser esposado y abandonado en un puesto de control en Cisjordania el año pasado.

Según la investigación militar israelí, As’ad fue detenido por soldados israelíes en un puesto de control improvisado en su ciudad natal de Jiljilya en enero de 2022. A continuación, las fuerzas de ocupación israelíes lo sacaron a rastras de su coche, lo ataron y le vendaron los ojos, y lo dejaron en el suelo. Los soldados israelíes supusieron que estaba dormido y no fueron a ver cómo estaba hasta la mañana siguiente, cuando lo encontraron muerto.

El ejército de ocupación israelí afirmó que no había relación directa entre las acciones de los soldados y la muerte de As’ad, y que éste padecía enfermedades preexistentes que podrían haberle causado la muerte. El ejército de ocupación israelí afirmó también que los soldados actuaron de acuerdo con las normas de enfrentamiento y no hicieron uso excesivo de la fuerza.

Sin embargo, el ejército de ocupación israelí dijo que los soldados se enfrentarían a medidas disciplinarias por su conducta, considerada “poco profesional e inapropiada”. Dos comandantes serían destituidos y se les prohibiría ejercer cargos de responsabilidad durante dos años, y uno de ellos también sería “amonestado”.

La familia de As’ad y grupos de derechos humanos han condenado la decisión de la ocupación israelí, afirmando que refleja una pauta de impunidad para los soldados israelíes que matan o hieren a palestinos. Han pedido que se lleve a cabo una investigación independiente y transparente sobre la muerte de Asad, que, según afirman, fue consecuencia de tortura y negligencia.

As’ad era ciudadano estadounidense y había regresado a su pueblo natal tras jubilarse de su trabajo como ingeniero en Virginia. Tenía seis hijos y 15 nietos. Su hermano Nawaf As’ad dijo que era un hombre pacífico y amable que amaba a su familia y su tierra.

“Fue asesinado por la ocupación que tanto odiaba”, dijo Nawaf Asad. “Merecía justicia, no esta burla”.